sábado, 26 de mayo de 2012

Desde Montánchez, UN SEÑOR PLANTÓN RECTORAL


 Los señores rectores de las universidades españolas, que son el ciento y la madre, han regalado un soberano plantón al muy polémico y prestigioso sociólogo Wert, a la sazón ministro del Gobierno del PP. La precisión partidista tiene su importancia, no crean. Si la cita hubiese sido concertada por el Psoe, dudo muy mucho de la unanimidad del desencuentro.

Los señores rectores del montón de universidades españolas están muy disgustados. Con el Gobierno del PP, claro. Los rectores de las universidades andaluzas no tienen razón alguna para cabrearse con la Junta de Griñán y Valderas. Por favor, qué disparate. Seguro que están al día de las deudas contraídas por el Gabinete autonómico y toda la culpa es de Rajoy. Sin descartar a Aznar, eso sí, que para eso hizo lo que dicen en Irak.

Los señores rectores, muchos de ellos a bordo de lujosos vehículos oficiales, representan a la élite del conocimiento del país. Y eso viste mucho. Dónde se va a poner el infeliz Wert que no haya sido trillado por los miembros de la CRUElla de Vil. El ministro se atreve a rechazar la celebración de un Consejo Extraordinario para debatir el Real Decreto de medidas urgentes de racionalización del gasto educativo. Desde luego.

Los señores rectores están de uñas. De garras en algunos casos. La universidad española, por cierto situada entre los pueblos bárbaros del “limes” de las doscientas mejores del mundo, no podrá progresar con estos recortes. Que acuchillen o tijereteen a los niveles inferiores de la Enseñanza que, algún día, habrán de nutrir las facultades, eso no es de su interés. Si los universitarios noveles arrastran losas de ignorancia, no serán los rectores quienes denuncien ese lastre ni establezcan unos filtros mínimos. Eso no.

Los señores rectores quieren dialogar con Rajoy. Igualico que los señores feudales de CC.OO y de UGT cuando pretendieron puentear a la ministra de Trabajo por no sujetarse a sus exigencias. Si la universidad está en manos de semejantes negociadores de pitiminí, habrá que cuestionarse el papel de dichos dirigentes y, sobre todo, la administración que llevan a cabo de tan esencial servicio social.

Los señores rectores deberían responder del nivel académico de sus Centros. Y mostrar la realidad de los horarios de algunos catedráticos de ciertas facultades. Por ejemplo: ¿es cierto que muchos de ellos concentran toda su actividad docente en dos días a la semana, a fin de dedicarse a otras actividades los otros tres días? A ver si los recortes de los que se quejan tienen su incidencia en derechos no reconocidos y en acciones que se niegan a profesores de Primaria, de Secundaria o de Formación Profesional.

Los señores rectores debieran mirarse menos el ombligo, dejarse de demagogias baratas en estos tiempos de seis millones de parados y cooperar en el camino de la distinción de las universidades. Si quieren hacer política, ya saben.

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