martes, 6 de diciembre de 2011

Desde Montánchez, ¿Quiere usted tener un hijo delincuente?

Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que se le antoje. En esta forma crecerá en la creencia de que todo el mundo le pertenece.

Cuando diga palabrotas, celébreselas. Esto le hará pensar que es un gracioso. Y le animará a decir palabras más «graciosas» aún.

No le dé instrucción espiritual. Espere a que tenga veintiún años para que pueda decidir libremente por sí mismo.

Evite reprenderle, no vaya usted a crearle un complejo de culpa. Además, así conseguirá usted que cuando su hijo sea arrestado por robar un coche, él puede pensar con tranquilidad que la sociedad está contra él y que es víctima de persecución.

Recoja usted todo lo que él deje tirado: libros, zapatos, ropa... Hágaselo todo, de manera que se acostumbre a echar toda la responsabilidad sobre los demás.

Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. 

Cuídese de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero deje que su mente se alimente de basura.

Dispute con frecuencia en presencia de sus hijos pequeños. Así el día que el hogar se destruya, al muchacho ya no le sorprenderá ni le dolerá demasiado.

Dele todo el dinero que quiera gastar. Nunca permita que lo gane él mismo. ¿O va a permitir usted que la vida sea tan dura con él como lo ha sido con usted?

Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. ¡La mortificación podría conducirle a una frustración perjudicial!

Póngase de parte de él contra sus vecinos, maestros y policías. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo, y si le contradicen es porque le quieren mal.

¿Ud. vera lo que le interesa?

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