miércoles, 30 de enero de 2013

Desde Montánchez, HAY UN SOBRE PARA TI


Al rebufo de los sobrecitos de Bárcenas, ahora se ven sobres por todas partes y, aunque haberlos haylos, no es lo mismo hacer cómplice al personal, repartiendo migajitas de dinero negro para que todos miren para otra parte, que distribuir un dinero legal, aunque en el camino se ilegalice al no declararlo su destinatario como ingreso atípico a Hacienda. Son cosas bien diferentes. Parece que lo que hacía Bárcenas era repartir los decimales del fondo cuantioso que le llegaba del ordeño de comisiones, a cambio de gestiones y telefonazos que resolvían muchas contrataciones por la vía rápida. Era el clásico dinero de “maletines”, negro zumbón, que pasaba del sobre al bolsillo de los destinatarios  y que, lógicamente, no lo podían declarar por su oscuro origen. Se habría descubierto el pastel y eso no interesaba a nadie, ni al pastelero ni a los que entre los dedos le ponían un poquito de nata.


Hay un sobre para ti, decía Bárcenas y, como en la bazofia televisiva, todos acudían puntuales a retirarlo, porque aunque había sobres abultados y con michelines de 15.000 euros mensuales, los menos afortunados se conformaban con los  seis, cinco, cuatro mil… Y todos a callar, nadie se atrevió a cuestionar la eficacia y la honrada gestión del cartero. Y mientras tanto Bárcenas acumulando a paladas, porque es evidente que además de buen gestor, es buen conocedor de lo miserables que eran los supuestos destinatarios de su limosneo, que se conformaban con que en su rebanada les untase un poco de pringue.

Hay otros sobres, claro, pero aunque son igualmente de “chitón en boca”, lo que deberíamos cuestionarnos sobre ellos no es quién los da ni quién los recibe, sino la mayor, es decir, el dinero que va dentro. En casi todas las instituciones hay establecidas unas cantidades importantes, muy importantes, para algo tan insostenible como “el funcionamiento de los grupos”. Dinero institucional y limpio que se va oscureciendo en los pasos posteriores, porque acaba en sobrecitos o talones al portador, para pagar favores, para comprar, para silenciar o para abonar facturas de los partidos. En diputaciones, en algunos ayuntamientos, en los parlamentos autonómicos y, por supuesto, en el Congreso y en el Senado, cantidades ingentes de dinero acaban engrosando las arcas de los partidos, y de su distribución posterior nada se sabe, porque eso es materia reservada incluso para los integrantes de los propios grupos parlamentarios.


Centrándonos en lo más cercano y sin presuponer nada ilegal, la Asamblea de Extremadura, que paga todos los gastos de funcionamiento que generan los grupos parlamentarios, desde un folio a un terminal móvil, además de liberar a los diputados abona mensualmente 2.000 euros por cada uno de ellos. Es decir 64.000 euros al grupo parlamentario del PP, 60.000 al del PSOE y 6.000 al de IU. ¡Ojo, que son cantidades mensuales! ¿Qué se hace con ese dinero? Supongo que en teoría estará auditado y que su gasto posterior será legal y estará justificado, aunque se lleve como un secreto de estado al que casi nadie tiene acceso, pero ¿para qué se mantiene una partida tan abultada, si en sede parlamentaria no falta de nada? Cuando los diputados no estaban liberados, podían justificarse ciertas compensaciones, pero hoy es algo que tiene difícil justificación. Es mucho lo que hay que segar, porque en algunos ayuntamientos ocurre lo mismo, pero ¿quién pone el cascabel al gato? Desde luego no será el gato.



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