miércoles, 28 de abril de 2010

Desde Montánchez: CRISIS INSTITUCIONAL

Si la decisión que han tomado los gurús del Partido Socialista es el fomentar una gran crisis institucional para superar el desprestigio que se ganan cada día en las calles, me temo que están a punto de conseguirlo.

En un país hastiado, inmerso en la mayor crisis económica de Europa, desencantado con la Política y los políticos, y testigo de la desesperanza de quienes sin trabajo no encuentran salida a su desgracia, la confrontación civil es como un regato de pólvora al que sólo hace falta que le acerquen una chispa.

Todo parece indicar que el PSOE y la izquierda se encuentran a gusto en este ambiente: tienen el chisquero en la mano.

Hace sólo seis años España era ejemplo de país bien dirigido, prestigiado, comprometido con Occidente e integrado por una sociedad en calma. Los nacionalistas gustaban de vivir con las tiranteces propias de su negocio, pero en la calle existía la seguridad de que las instituciones funcionaban casi correctamente.

El balance de la España de 2010 es pésimo: unos gobernantes que no buscan soluciones a los problemas sino culpables entre la oposición; un PSOE que ha hecho del grito y la invectiva zafia su modo de comunicarse con la sociedad, y unas instituciones zarandeadas por unos vejestorios que echan de menos la revolución que fracasó en su juventud.

Es el modo que han encontrado para quedarse agarrados al poderón. Sin remedios a las dificultades, sin alternativas a la desesperanza: con la amenaza de prender fuego al regato de pólvora que ellos mismos van esparciendo, ora contra los jueces, ora contra la Constitución, ora desde Madrid, ora desde Cataluña.

La izquierda cree que una gran crisis institucional les salvará en las urnas. Quizá tengan razón y salgan beneficiados, pero España volverá a quedarse al margen del camino de la historia.

 

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