miércoles, 14 de abril de 2010

Desde Montánchez,GARZÓN PRETENDE EL DESPRESTIGIO DE ESPAÑA

Garzón es tan megalómano, tan soberbio, tan pagado de sí, que le da igual todo lo que no sea él. ÉL, escrito en mayúsculas como se escribe el ÉL referido a Dios. ÉL, Garzón, aquel que se hizo una página Web para pedir nada menos que en Nobel de la Paz. ÉL, el que está dispuesto a pasar a la historia pese a quien pese. ÉL, el que está acusado de cobrar del Banco de Santander.

Ahora se dedica a mover todos los contactos que tiene en el extranjero, no sabemos si también pagados por el Banco de Santander, para que desde cualquier lugar del planeta lo que esté en tela de juicio no sea su arrogancia, sino nuestro país: Garzón pretende el desprestigio de España como defensa a sus graves errores.

Lo peor que hicimos los españoles en nuestra historia fue enfrentarnos en una guerra estúpida y cruel; hermanos contra hermanos. De ahí nació el franquismo que fue régimen dictatorial que trató sin contemplaciones a sus enemigos. Y todos los españoles de hoy somos contrarios a cualquier práctica dictatorial y a cualquier rencor.

Por ello, los españoles votamos la Constitución e hicimos una TRANSICIÓN EJEMPLAR. Buena parte de nuestra Transición tuvo como base dos conceptos: los franquistas se olvidaban de sus privilegios y la oposición no pedía venganza. Gracias a ese axioma, España fue ejemplo en el mundo.

Pero llegó Zeta y quiso ganar la Guerra Civil 75 años después; desenterró zanjas para encontrar huesos que sirvieran para darnos en la cabeza los unos contra otros. Zeta quiso matar la Transición. Luego, llegó Garzón —al servicio de Zeta— y se metió donde no podía desde el ámbito judicial (otra cosa es el campo político, donde nadie le niega que defienda lo que quiera). Ahora va a ser juzgado —según un juez “progre”— por una denuncia —llegada de los que llaman “fachas”—. Sin embrago, ni la denuncia ni el juicio tienen que ver con el franquismo ni con nuestra Transición a la Democracia, sino con los errores de Garzón, con su soberbia y con su arrogancia.

Pero ÉL está moviendo los hilos, no sabemos si pagados por el Banco de Santander, para que desde Gran Bretaña o desde la Argentina de los Kirchner estén dudando de nuestra Democracia.

Y eso, no: NO. Lo escribo con las mismas mayúsculas que su ÉL.

Garzón no tiene ningún derecho a resucitar las dos Españas. NINGUNO. Si está dispuesto a desprestigiar nuestra historia reciente, que lo haga desde el púlpito político, pero no contando mentiras a través de autos judiciales: nadie le juzga porque sea contrario al franquismo —que eso lo somos todos—, sino porque presuntamente ha prevaricado. Y no hay más.

Su presunta prevaricación es tan grave como si hubiera decidido armarse con una pistola y matar a los franquistas que queden. Simplemente, ha querido tomarse la justicia por su mano, y eso no está permitido, aunque sea ÉL.

Quizá el Banco de Santander le pague otro seminario, en este caso con destino a la Tesorería del Wall Street Journal, pero será conveniente que le organicen una conferencia sobre el Cambio Climático, no un discurso pensado para desprestigiar la brillante Historia contemporánea de España que comenzó, nada menos, con la Transición, donde todos los españoles decidieron perdonarse y mirar juntos hacia delante.

Garzón no puede desprestigiar a España.
Aunque se lo pagara el Banco de Santander.

No hay comentarios:

Publicar un comentario