viernes, 8 de julio de 2011

Desde Montánchez,en Extremadura ¡Adiós, dictadura, adiós!

Parece mentira, pero al mismo tiempo que estoy colgando este texto ha terminado por fin el régimen dictatorial socialista en Extremadura.

Hoy con la elección de José Antonio Monago concluye uno de los periodos caciquiles más largos que ha conocido la historia de esta tierra. Con un supuesto sayal de representación electoral democrática, Extremadura ha sido gobernada como un cortijo. Parece mentira que el antiguo cacicato haya sucumbido por fin. Nunca hubiera imaginado vivir este momento. No exagero. En Extremadura no tenía futuro el discordante, el discrepante o el que no fuese palmero del poder. Ahora saldrán muchos discrepantes del socialismo, pero algunos sí podemos dar testimonio fehaciente de las persecuciones.

Al finales de los 80, intuyendo que el régimen socialista parecía que iba a ser perpetuo muchos derechistas se pasaron al socialismo, engrosando sus filas; el principal ejemplo es Fernández Vara, hijo de un juez franquista. Consolidados en la década «el socialismo de puertohurraco» y la figura institucional del «bellotari», fueron integrados en el régimen la Nueva Izquierda, los traidores de Izquierda Unida, los cuales se pasaron al socialismo con armas y bagajes. Un régimen (cuya base ha sido la subvención, y es curioso, la crisis económica, que la ha reducido, unido al descontento por la crisis) que ha sido literalmente arrollado por los ciudadanos.

Algunos piensan que afirmar que Extremadura ha sido una dictadura en los últimos 30 años es una exageración. No lo es en absoluto. Ibarra fue investido Presidente en 1982 tras la compra de dos diputados de UCD. Montó la Autonomía a su imagen y semejanza. Se instituyó un culto al líder Ibarra. Alrededor de la Administración autonómica, los amigotes han creado una serie de empresas para hacer todo y encauzar la «redistribución de la riqueza» hacia sus bolsillos. Las subvenciones repartidas durante años han creado una vasta red clientelar. Consciente de la importancia de todo esto, en 1991 crearon un complemento vitalicio (conocido como «super 30») para todos los altos cargos cesantes, valorado actualmente en más de 12.000 euros por cabeza, es decir, una paga adicional de 1.000 euros al mes. No se entiende que a pesar de la gran cantidad de fondos llegados de Europa, las mayorías de las redes autonómicas de comunicación sean pésimas. La única inversión que ha habido ha sido en propaganda, centenares de millones de euros gastados inútilmente. Extremadura es una de las dos regiones españolas en la que ha subido el paro en junio. Y en cuanto a los enchufes, esto es historia aparte, porque estamos sabiendo que van a salir muchos que trabajaban en la Administración pero que eran designados a dedo, y otros que ocupaban puestos sin tener la titulación ni la capacidad. Otros iban con el examen ya sabido de antemano… Creo que cualquier futuro puede ser mejor que este pasado y este presente-pasado. Con cuarenta años de retraso para que por llegue la libertad a Extremadura, merece la pena haber esperado tantos años.

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