domingo, 8 de enero de 2012

Desde Montánchez,¿La decisión de cambio puede transformar nuestra vida?



El cambio puede llenar de temor a las personas pero puede ser sin duda la ansiada llave al progreso. En este blog siempre hemos alentado al riesgo responsable porque eso puede hacer no sólo que las cosas sean diferentes sino que encontremos capacidades antes desconocidas.

Si estuviste haciendo las mismas cosas por años y te cansaste de la rutina es bueno que hagas un cambio en tu vida y te adentres en nuevos horizontes. Todo eso es parte del progreso de una persona, de su crecimiento, de todo lo que lo hace conocer nuevos retos.

El cambio siempre genera expectativas. Nos podemos preguntar: ¿Cómo voy hacer esto si nunca antes lo hice? Es bueno saber que el hombre o la mujer tienen múltiples capacidades y que tarde o temprano debieran utilizarse para hacer de la vida algo mejor.

Estoy seguro que muchos pensarán que están aburridos de lo mismo y que poco o nada hacen por innovar. Pues ahí se tiene que buscar el cambio que abrirá puertas que nos harán mejor.

Quiero que nos concentremos en la edad por encima de los 30. Ese tiempo es el de la búsqueda de la estabilidad, de la consagración de lo profesional. Ahí los cambios son importantes porque si no se hacen la persona puede tender a frustrarse. Hay momentos en la vida decisivos, uno de ellos es cuando queremos consolidarnos profesionalmente.

Lo profesional es una parte de la vida, lo otro por supuesto es lo familiar. Hay que estar bien en los dos para sentirnos realizados.

A veces las circunstancias, los golpes, las cosas inesperadas nos llevan al cambio. Debemos saber verlo y tomar la decisión de transformar nuestra vida.

No tengamos miedo. Sólo se puede tener terror al estancamiento,  a lo que nos impide progresar.

Si tienes miedo arriésgate porque muchos esperan que des el giro para que los ayudes.

Ya en el final  Juan Quesada te pregunta: ¿Cuándo debemos cambiar?

Yo mismo me respondo:
El cambio es necesario en muchísimas ocasiones… pero es importante no buscar el cambio por el cambio, sino con los ojos puestos en el horizonte de realización.
Por otro lado, el cambio no debe guiarse por puros sentimientos, sino que debe estar fundado en la razón.

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