Antes de la Eurocopa, escuché retazos de una entrevista a
Xavi Hernández. Me quedé pasmado. El futbolista español confesaba a la
periodista que sólo había cursado estudios primarios. Toda su vida,
apostillaba, giraba en torno al fútbol. Pues muy bien. ¿Y el pasmo?
Lo explicaré de forma sucinta. El pasmo venía de la
sencillez del personaje. De la calidad de su discurso claro y propio. De la
fuerza de sus argumentos dialécticos. De la capacidad de comunicación del
muchacho. Y así. ¿Y el pasmo?
Lo diré a través de la cortedad de mis palabras. El pasmo
me lo provocaba la sabiduría teórica del profesional del balón. Pero, sobre
todo, de sus conocimientos prácticos sobre la materia/deporte/negocio que mueve
cada año miles de millones de euros y genera miles de puestos de trabajo. Don
Xavi no es un comerciante del ramo. Es un virtuoso de la ciencia del balompié.
Un doctor en artes futbolísticas. Un estudioso del movimiento de la esfera en
un terreno de césped. Un matemático que estudia las variables del problema y
practica la esencia de una ciencia exacta. Un experto en dirección de empresas
fantásticas. Un director general de recursos humanos en severa competencia con
otras compañías de prestigio universal. Un artista de los pies a la cabeza. Un
ser humano sensacional.
Cómo que tiene estudios primarios y ya está. Nada de eso.
Si las universidades españolas contaran con cátedras de ciencias del fútbol, el
primer decano sería Xavi. Xavi. Con uve. Y basta. Y si los másteres contrataran
a conferenciantes de su nivel, los alumnos podrían ensoberbecerse con el título
alcanzado.
Que España ha ganado la copa de Europa de selecciones
nacionales, un hecho que nos llena de satisfacción a los ciudadanos de este
bendito país. Pero si los rectores de las instituciones del estado español
tuvieran la mitad de la categoría humana y profesional de don Xavi, la crisis
abandonaría nuestros lares y se instalaría en remotos confines.
Xavi es un catedrático de mérito que, algún día, habrá de
nombrarse emérito para que siga repartiendo su calidad por todos los rincones
del territorio nacional. Y con él, el claustro de profesores excepcionales que
han conmovido a una sociedad triste y apesadumbrada.
Felicidades, catedrático. Excelentísimo señor. Don Xavi
Hernández. Xavi.
Un saludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario